Me formé como filósofo en Colombia y en Bélgica y durante decenios entre otros desempeños profesionales –editor, gerente de recursos humanos y ejecutivo de una fundación- fui profesor de filosofía en la escuela media, en el pregrado y en el postgrado.
Hoy, además, tengo certificación como coach profesional.
Busqué durante mi vida convertir la filosofía en un arma para mejorar la vida. Cuando entré en contacto con el coaching descubrí ese instrumento de cambio porque el coaching es la filosofía aplicada a los procesos de transformación personal y empresarial, mediante el uso de técnicas específicas.
Ilumina es el nombre de la empresa por medio de la cual presto mis servicios de coaching. El coaching es una actividad cuyo fin primordial consiste en apoyar a individuos y organizaciones a formularse y alcanzar metas extraordinarias. Estas metas se consiguen traspasando límites y superando obstáculos para lo cual es indispensable salir de la rutina y de la simple repetición de hábitos y costumbres.
El coaching asiste en el cambio y constituye una herramienta para despertar e impulsar la creatividad. Por este motivo se convierte en fuente de luz para quien se esfuerza por salir de las sombras.
¿Qué otro nombre darle entonces a mi actividad como coach, actividad que integra la filosofía con la vida, que el de Ilumina, término en el cual se condensa la palabra luz con mi apellido?
Cuando me di cuenta de esto no vacilé en llamar así a mi empresa. Es mi logro y mi compromiso.

